La ruta peregrina que desde el siglo VIII es recorrida para venerar el Lignum Crucis en Santo Toribio de Liébana recibe el nombre de Camino Lebaniego.
Es en el Año Jubilar Lebaniego -el monasterio de Santo Toribio tiene, junto a Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela, el privilegio de celebrar el Año Santo- cuando se convierte en ineludible excusa para recorrerlo y descubrir a pie todo el encanto de Cantabria, una de las tierras más cautivadoras de la península Ibérica por su historia, sus tradiciones y, sobre todo, por el magnífico paisaje que la envuelve.
Además del recorrido “oficial” que transcurre más próximo a las carreteras, Alberto Celis ha diseñado diferentes variantes alejadas del asfalto. De esta manera el Camino Lebaniego se convierte en un verdadero paraíso para los amantes de la naturaleza y el senderismo, una ruta donde se funden cultura, deporte, naturaleza y misticismo: toda la esencia de Cantabria desde el mar hasta la montaña.
El recorrido del Camino Lebaniego, por su duración, es una actividad fácilmente programable, ya que sólo es necesario disponer de una semana de vacaciones. La duración más optimista de toda la ruta es de cuatro etapas un tanto duras, aunque queda a criterio de cada uno la posibilidad de dosificar el esfuerzo y aumentar las jornadas de andanza para poder disfrutar mejor de los interesantes lugares que se encuentran al paso.